La batería fotovoltaica es un componente esencial para un sistema de autoconsumo eléctrico, ya que se encarga de almacenar la energía generada por las placas solares durante el día para su uso en momentos en los que no hay suficiente luz.
La relación entre paneles solares y baterías resulta, por tanto, obligatoria, especialmente en esquemas de instalaciones fotovoltaicas aislados. Existen distintos tipos de baterías utilizadas en el sector y cada una de ellas tiene sus propias características y ventajas. A continuación, se describen algunos de los tipos de baterías para paneles solares más comunes.
1. Baterías para placas solares de plomo-ácido o de níquel-cadmio
Estas baterías para paneles solares son las más comunes actualmente en el mercado, aunque están un tanto obsoletas tecnológicamente en los últimos años. Su función es almacenar la energía solar para su uso posterior, pero su bajo coste las hace destacar por encima de las baterías de litio en términos de popularidad.
También cuentan con un ciclo de vida limitado y requieren de un mantenimiento regular para prolongar su vida útil. Además, su capacidad de almacenamiento y su rendimiento disminuyen con el paso del tiempo. Las baterías de níquel-cadmio son más duraderas y tienen una mayor capacidad de almacenamiento que las baterías de plomo-ácido. Sin embargo, son más caras y tienen un mayor impacto ambiental debido a su contenido de metales pesados.
2. Baterías de litio para placas solares
Las baterías de litio han ido ganando popularidad en los últimos años en el sector debido a su mayor eficiencia en comparación con las baterías para placas solares antes mencionadas. También tienen una vida útil más larga que las baterías de plomo-ácido o níquel-cadmio, lo que significa que se necesitan menos sustituciones y menos mantenimiento del sistema para aprovechar todos sus recursos. Además, este tipo de batería fotovoltaica también es más compacto y ligero que los otros tipos, lo que facilita su almacenaje.
Sin embargo, hay algunas desventajas que deben tenerse en cuenta al elegir baterías de litio. Una de las principales es que son más caras que las de plomo-ácido o níquel-cadmio, lo que puede suponer un problema para las personas que estén buscando una solución económica. Además, el ciclo de vida de las baterías de litio aún no ha sido lo suficientemente estudiado por la comunidad científica, por lo que hay que tener en consideración que puedan requerir un mayor mantenimiento a largo plazo.
3. Batería virtual de autoconsumo
La batería virtual fotovoltaica es una solución cada vez más popular para almacenar la energía generada por paneles, al tiempo que también resulta una solución alternativa significativa a las baterías tradicionales antes mencionadas. A diferencia de las batería física, que almacena la energía en un dispositivo tangible, la batería virtual solar utiliza un sistema de gestión energético que permite al usuario consumir la energía generada en el momento en que se produce.
Una de las principales ventajas de las batería virtual solar es que ayuda a los usuarios a reducir su dependencia de la red eléctrica. Como la energía generada por los paneles solares se consume en el momento en que se produce, los consumidores no tienen que preocuparse por almacenar la energía para usarla en momentos en que la producción de energía solar sea baja. Esto supone que a largo plazo necesiten comprar menos energía de la compañía eléctrica.
Otra ventaja de las baterías virtuales para placas solares es que resultan más fácil de instalar y mantener comparada con las baterías físicas, ya que estas requieren de un espacio adicional para su almacenamiento y necesitan ser reemplazadas con el tiempo. El mantenimiento de las baterías virtuales es mínimo y además depende de la compañía comercializadora, ya que al final la batería virtual de autoconsumo resulta ser un servicio derivado de la tarifa de compensación de excedentes de comercializadoras como Iberdrola, Endesa, Repsol o Naturgy.
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